Childhood desmitified

Siempre suelo decir que recordamos mas cosas buenas de quienes nos dejan que de a quienes dejamos.
Todo el tiempo escucho hablar a la gente acerca de su infancia, como un momento perfecto en sus vidas, como algo inmaculado, grácil, lleno de belleza, energía y alegría, y sinceramente creo que solo se acuerdan de las partes buenas de ser chicos y de ciertos momentos en particular, y responsabilizo a esa amnesia selectiva a lo que comentaba al principio de este post, porque creo que a la mayoria de nosotros la infancia simplemente nos fue dejando.
En mi opinión, junto con una mala vejez, y creanme que tuve una muy buena infancia, es uno de los momentos mas sombrios en la vida de una persona, somos absolutamente dependientes en casi todos los aspectos que podamos imaginar. Somos dependienes económica y emocialmente, tenemos que pedir permiso hasta para poder acostarnos mas tarde, con suerte, nos esperan por delante aproximadamente dieciseis años de arduo estudio, y desconocemos casi todo cuanto existe, y si bien aprender me parece una de las cosas mas maravillosas, creanme que el desconociemiento absoluto acerca de las mujeres, del sexo, del dinero, solo por nombrar algunas de las experiencias básicas de la vida no me pareció nada gratificante.
En contraposición y dado que el aprendizaje y el conocimiento son como una funcion logaritmica, al llegar a la madurez uno tendría mas o menos el ochenta porciento del conocimiento que tendrá a lo largo de su vida, uno debería ser totalmente autonómo en casi todos los sentidos y sino lo es, solo uno es el responsable.
Por todo lo anterior, si bien yo también tengo muy lindos recuerdos de mi infancia, me parece que la infancia simplemente esta sobrevaluada y que si bien mi vida no es del todo perfecta nunca me sentí tan libre y pleno como ahora. Por último, para terminar, me despido con una frase del genial Ringo Bonavena.

La experiencia es un peine que te da la vida cuando te quedas pelado